Durante el confinamiento, hace ya más de medio año, recogimos un caracol en la calle y los mellizos decidieron que sería nuestra mascota. Accedimos encantados (a estos no hay que sacarlos a pasear 😅), y lo que comenzó en un pequeño táper con lechuga, ha terminado convertido en un interesante
proyecto de ciencias, ideal para llevar al aula.
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